La mayor alimentaria del mundo contrató a la sueca Securitas para infiltrarse en una organización que la denunciaba por saltarse regulaciones laborales y dañar el medio ambiente.
La Justicia de Suiza condenó la semana pasada a Nestlé, el primer
productor alimentario del mundo, por haber contratado a la empresa de seguridad
sueca Securitas para infiltrarse en la ONG Attac y llevar a cabo labores de
espionaje.
El tribunal dictaminó que Securitas espió a la ONG antiglobalización por
orden de Nestlé, luego de que Attac acusara a la multinacional de origen suizo
de violar regulaciones laborales en países del Tercer Mundo y de generar
actividades dañinas para el medio ambiente.
La organización no gubernamental recurrió entonces a la justicia. Por la
vía penal no logró nada, pero en los juzgados de lo civil el juez Jean-Luc
Genillard condenó a Nestlé a pagar 3.000 francos suizos -equivalente a unos
3.000 dólares- a cada uno de los nueve denunciantes.
"Siglos de lucha ciudadana no habrán servido de nada si una gran
empresa como Nestlé puede espiar impunemente a una pequeña asociación no
violenta", declaró ante el tribunal civil de Lausanne la escritora Susan
George, presidenta de honor de Attac.
Nestlé respondió al fallo con un comunicado en el que asegura que las
actuaciones no coincidían con sus principios y lamenta la decisión judicial. La
organización Attac dijo sentir "una gran satisfacción" por el
veredicto judicial contra un espionaje que pone "en cuestión principios de
derecho esenciales como la libertad de expresión y de reunión".
El caso empezó en 2008 después de que el canal de televisión Swiss TV
desvelara que empleados de Securitas contratados por Nestlé se habían
infiltrado en un grupo de trabajo de Attac desde 2003. Nestlé había puesto en
marcha su campaña de espionaje al enterarse de que la organización preparaba un
libro titulado "Attac contra el imperio Nestlé".
La infiltrada de Securitas, Sara Meylan, llegó a escribir un capítulo de
la obra mientras pasaba a Nestlé informaciones sobre el resto el libro y los
miembros del grupo. Aquella joven, "tímida y simpática" según la
denuncia, era una espía que ni siquiera se llamaba así y que reconoció los
hechos durante la investigación policial.
Nestlé ha tenido problemas con ONGs desde los años 80, cuando criticaron
el contenido de una leche especial para bebés que la alimentaria suiza vendía
entonces en África.
FUENTE: ieco , clarin.com , 31/ 01/ 2013